Camino de los Andes...

Entonces llega aquello que
En una sola punzada
Se lleva el tiempo y la memoria

Mientras aquí todo sigue
El edificio alto hasta el infinito
El gris que va cubriendo

Todo el color del cielo
Empacado en tu totora
Tus silbidos para siempre en el viento…

Tu pequeña selva
La jícara y la grosella
Esperando cada día las seis de la tarde.

La felicidad de los caracoles

Soledad a cuestas
Llevan espirales pensamientos
Bien arriba de los tulipanes
Con el peso de unas alas enroscadas

El rastro que se va secando
Sobre piedras, sobre fango, sobre el tiempo
Avanzan todito el sendero
Desde abajo y en silencio

Halos de repetida iniquidad se han vuelto soles. Nadie es reflector...

Aquí...


El viaje hecho a tierras yermas
Tus manos rotas
Ojos perdidos
Entre ciervo y zorro

Hacia abajo
Rojiza soledad
Cascarones
Entre paredes amarillas

No se lleve los caminos
El arte
Fino
Tuyo…

FLORES DE RESISTENCIA


Algo sabemos de cierto
Portamos palabras que pronto serán flores
Verdad desde la dignidad
Vida antes que fuerza
Muerte antes que vergüenza

Delgados hilos
Entretejidos
Ropaje contra la violencia
Voces, las pocas libres
Flores de resistencia…

La guerra


Pensando en todo lo que se fue y que vuelve como un espiral de lágrimas y rabia de que ya se fuera, estirando el alma para recoger los pedacitos rotos de la conciencia. Es todo un ciclo con diferente artillería pero el mismo resonar de bombas y el calor de las explosiones, como un film raído que se reproduce hacia atrás y hacia adelante. El miedo es la herida que toda vida ha dejado en el cuerpo endeble, la que se lame con una lengua de palabras transformadas en fortaleza.  En el frío todos los amedrentados idean una salida, se vuelven su propio lecho.